La OPEP pierde el control en un mercado del petróleo en picada y sin perspectivas de recuperación
El mercado del petróleo enfrenta una caída imparable, y la OPEP+ parece haber perdido el control de la situación. En los últimos meses, el precio del crudo ha descendido drásticamente, dejando atrás los máximos alcanzados en abril y cayendo cerca de 20 dólares por barril. Actualmente, el Brent apenas supera los 70 dólares, mientras que el WTI se sitúa alrededor de los 68 dólares. Si bien esto puede ser una buena noticia para los consumidores, representa una amenaza significativa para los grandes productores de petróleo, especialmente Arabia Saudita y Rusia, que ven peligrar los cimientos de sus modelos económicos.
Causas del desplome del precio del petróleo
Uno de los principales factores que han contribuido a esta caída es la disminución de la demanda global, particularmente por parte de China, el mayor importador de crudo del mundo. En julio de 2024, China redujo sus importaciones de petróleo a niveles no vistos en casi dos años, con un descenso de 280,000 barriles diarios en comparación con el mismo mes del año anterior, marcando así cuatro meses consecutivos de contracción.
Asimismo, la OPEP ha rebajado su pronóstico de crecimiento de la demanda mundial de petróleo para 2024 por segunda vez consecutiva, ajustando la previsión para China de 700,000 barriles diarios (bpd) a 650,000 bpd debido a los desafíos económicos y al cambio hacia combustibles más limpios.
Paralelamente, la oferta sigue en aumento. Países como Estados Unidos, Brasil y Guyana han incrementado sus niveles de producción, proyectando añadir 1.5 millones de barriles diarios más en 2024. En particular, Estados Unidos ha continuado expandiendo su producción de petróleo de esquisto, incorporando más de 800,000 barriles diarios en 2023, tendencia que se espera se mantenga.
Las dificultades de la OPEP+ para frenar la caída del precio
A pesar de los esfuerzos de la OPEP+ por contener la caída de los precios mediante recortes de producción, estos han tenido un impacto limitado. En septiembre, Arabia Saudita y Rusia anunciaron la extensión de recortes voluntarios hasta finales de año, con Arabia Saudita reduciendo su producción en 1.3 millones de barriles diarios. Sin embargo, los inventarios globales de petróleo continúan en aumento y la Agencia Internacional de Energía (AIE) prevé un exceso de oferta en el mercado en los próximos años, incluso si se mantienen los recortes.
La AIE estima que la demanda mundial de petróleo aumentará menos del 1% en 2025, mientras que la oferta fuera de la OPEP+ crecerá un 50% más que la demanda. Esto coloca a la OPEP+ en una situación complicada: necesita recortar la producción para estabilizar los precios, pero cualquier reducción en su oferta podría permitir a competidores como Estados Unidos o Guyana sonar al mercado. Norbert Rücker, jefe de investigación económica de Julius Baer, resume la situación: “la oferta en Estados Unidos sigue creciendo, mientras que la demanda global es anémica”.
En este contexto, la capacidad de la OPEP+ para controlar el mercado parece cada vez más restringida. Si el bloque no logra mantener los precios, miembros como Arabia Saudita podrían verse tentados a aumentar su producción para preservar sus ingresos, lo que generaría aún más exceso de oferta.
El impacto de la caída de precios en los países productores
Para los países dependientes del petróleo como Arabia Saudita, esta caída de precios tiene ramificaciones graves. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el reino necesita que el precio del barril se mantenga cerca de los 100 dólares para financiar sus ambiciosos planes económicos, como el proyecto Neom, una futurista ciudad en el desierto. Con el Brent cotizando cerca de los 70 dólares, esos planes están en riesgo.
De hecho, Arabia Saudita ya ha tenido que ajustar su gasto público en proyectos emblemáticos. La situación no es exclusiva de los saudíes; otros miembros de la OPEP+, como Irak y Kazajistán, también se enfrentan a dificultades para equilibrar sus presupuestos ante los bajos precios del petróleo. Por otro lado, Rusia, otro miembro clave, depende de los ingresos petroleros para financiar su guerra en Ucrania, lo que agrava aún más la situación.
En resumen, el panorama para la OPEP+ y sus miembros es desalentador, marcado por la caída de precios y un entorno global en constante cambio. La pregunta que queda en el aire es si este bloque será capaz de navegar en un nuevo orden del petróleo donde la demanda es floja y la oferta en aumento.