La Nasa detectó este martes, 1 de octubre, una potente llamarada solar que podría provocar en las próximas 48 horas una tormenta geomagnética en la Tierra.

El Observatorio de Dinámica Solar de la Nasa fue el encargado de detectar el curioso fenómeno, que alcanzó su punto máximo a las 6:20 p. m., hora del este de Estados Unidos.

El fenómeno fue clasificado por la Nasa como X7.1. La X es usada por la administración espacial para definir las llamaradas más intensas, mientras que el número proporciona más información sobre su potencia.

Las erupciones solares, explicó la Nasa, son potentes explosiones de radiación. “La radiación dañina de una erupción no puede atravesar la atmósfera de la Tierra para afectar físicamente a los seres humanos en la superficie”, aclararon.

Sin embargo, “cuando es lo suficientemente intensa, puede perturbar la atmósfera en la capa por donde viajan las señales de GPS y comunicaciones”, lo que quiere decir que las conexiones por radio, las redes eléctricas y las señales de navegación, se pueden ver afectadas por este hecho.

Pero las llamaradas solares también pueden generar, en las próximas horas, intensas auroras boreales en lugares donde no es normal que se produzcan, así como ocurrió el pasado mes de mayo, cuando la tormenta solar más poderosa en la última década permitió vislumbrar impresionantes auroras donde nunca habían aparecido.

La imagen más nítida del cinturón de radiación terrestre

Pero además de la llamarada de las últimas horas, la Nasa logró capturar la imagen más nítida jamás tomada de los cinturones de radiación de la Tierra, que son franjas de partículas cargadas atrapadas en el escudo magnético de la Tierra, o magnetosfera.

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El instrumento Jovian Energetic Neutrals and Ions (JENI), construido por el Laboratorio de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins, tomó la imagen mientras la sonda Juice de la ESA –en la que está instalado– se alejaba de la Tierra rumbo a las lunas de Júpiter.

Lo que capturó es invisible para el ojo humano. A diferencia de las cámaras tradicionales que dependen de la luz, JENI utiliza sensores especiales para capturar átomos neutros energéticos emitidos por partículas cargadas que interactúan con el gas de hidrógeno atmosférico que rodea la Tierra. El instrumento JENI es la evolución de un instrumento similar en la misión Cassini de la NASA que reveló las magnetosferas de Saturno y Júpiter.

“Tan pronto como vimos las nuevas imágenes nítidas, todos nos saludamos con aplausos”, dijo en un comunicado Matina Gkioulidou, directora adjunta de JENI en APL. “Estaba claro que habíamos capturado el vasto anillo de plasma caliente que rodea la Tierra con un detalle sin precedentes, un logro que ha despertado entusiasmo por lo que está por venir en Júpiter”.

El 19 de agosto, JENI y su instrumento de partículas acompañante Jovian Energetic Electrons (JoEE) aprovecharon al máximo su breve encuentro de 30 minutos con la Luna. Mientras Juice se acercaba a solo 750 kilómetros sobre la superficie lunar, los instrumentos recopilaron datos sobre la interacción del entorno espacial con nuestro compañero celestial más cercano.

Se trata de una interacción que los científicos esperan ver magnificada en las lunas de Júpiter, a medida que la magnetosfera rica en radiación del gigante gaseoso las sobrevuela.

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El 20 de agosto, Juice se lanzó hacia la magnetosfera de la Tierra, pasando a unos 60.000 kilómetros sobre el Océano Pacífico, donde los instrumentos tuvieron su primera experiencia del duro entorno que aguarda en Júpiter.

Al atravesar la cola magnética, JoEE y JENI encontraron el plasma denso y de menor energía característico de esta región antes de sumergirse en el corazón de los cinturones de radiación. Allí, los instrumentos midieron el plasma de un millón de grados que rodea la Tierra para investigar los secretos del calentamiento del plasma que se sabe que alimentan fenómenos dramáticos en las magnetosferas planetarias.

Ahora, después de utilizar la gravedad de la Luna y la Tierra, la trayectoria de Juice se ha ajustado con éxito para un futuro encuentro con Venus en agosto de 2025. Ese sobrevuelo de Venus servirá como una honda gravitacional, impulsando a Juice de regreso a la Tierra y preparándola para dos sobrevuelos adicionales en septiembre de 2026 y enero de 2029. Solo entonces la nave espacial, ahora impulsada a toda velocidad, hará su gran llegada a Júpiter en julio de 2031.

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