En un intento por intensificar la presión sobre el Gobierno de Venezuela, Estados Unidos ha anunciado un nuevo paquete de sanciones dirigidas a funcionarios de la administración de Nicolás Maduro, en un contexto de tensiones políticas y económicas en el país.
Esta acción se considera una respuesta ante lo que EE.UU. califica como un fracaso de los sectores desestabilizadores en Venezuela, los cuales, según el gobierno de Maduro, cuentan con el apoyo del imperialismo norteamericano.
Con este nuevo conjunto de sanciones, el total alcanza las 998 impuestas contra Venezuela en los últimos años; medidas que incluyen bloqueos financieros, a fin de crear dificultades en el aparato productivo y la economía del país, impactando negativamente en la población venezolana.
Durante su discurso ante la Asamblea Nacional, el presidente Nicolás Maduro volvió a señalar a Estados Unidos como responsable de promover acciones desestabilizadoras en el país.
Esta retórica se enmarca en un discurso más amplio de resistencia frente a las sanciones y los intentos de presión internacional.
Simultáneamente, la administración de Joe Biden dio a conocer una nueva ronda de sanciones, que incluye no solo al presidente Maduro, sino también a otros altos funcionarios como el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y el ministro de Relaciones Exteriores, Diosdado Cabello.
Además, el Departamento del Tesoro de EEUU ha sancionado al presidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), Héctor Obregón.
Por su parte, la Unión Europea también ha decidido unirse a las medidas restrictivas, imponiendo sanciones a 15 funcionarios del Gobierno Bolivariano, lo que refleja una postura coordinada entre EEUU y la UE en relación con la crisis política y económica que atraviesa Venezuela.
Con información de medios internacionales